31 diciembre 2011

Al final del año: 2011

Me sorprende el año con todo por hacer, se acaba y me deja una cierta nostalgia gris y triste, casi irreparable. La misma que acompaña estos últimos años. Debe ser que me hago mayor.
A la lista que nunca se cierra este año acompañan 2 nombres más que no quisiera haberlos puesto. Sus nombres me traen recuerdos y vacíos extraños y abrumadores.
Cumplí un año más y la fortuna quiso que me abrazaran en una sorpresa aquellos que algún día también han acompañado en mis lágrimas.
Ha sido un año extraño. Como un tsunami me abordó el curso, arrasando, pegando y devastando parte de mi misma, y tras la tormenta llegó la calma. El silencio que sucede a la tempestad.
Nos acompañaron miedos, quirófanos e insulinas. Nos acercamos a la enfermedad con el mismo miedo que al fuego descontrolado...  Y aun así "tenemos que dar las gracias" dice mi madre y confirmo yo.
Y también llegaron las alegrías. Nació Juan, está llegando Irene. Sigo teniendo grandes amigos, insuperables amigas. Hay muchas risas que aun puedo recordar, paseos por la playa, viajes en coche...
El mundo se hizo pequeño al coger un avión, más difícil al querer entender otro idioma, más grande cuando recibí la llamada desde Nicaragua, más bonito con la cara de muevas personas identificando países...
He aprendido a hacer cupcakes, hago galletas, cocino con más armonía...
Mi mundo se ha hecho compromiso gritando en las manifestaciones comprometidas contra la pobreza, de indignados, rechazando la violencia de género, defendiendo lo público y gritando por los servicios sociales...
Un año, este 2011 aceptable. Al final un poco cansado, algo golpeado y más asustado que el anterior. Pero un año al fin y al cabo un año que rescato con un notable.
Mañana pensaré sobre el futuro. Hoy a celebrar que se pasa un año y llega el siguiente.
Feliz 2012