12 marzo 2013

42 van ya...

En breve, según mi madre a eso de las 3.15 de la madrugada, nacía yo hace ya casi 42 años.
Vine al mundo un día de nieve, de mucha nieve. no recuerdo qué pasó, bueno ni de entonces ni de años más tarde. Pero sé que a lo largo de muchos años he estado arropada por mis padres. A los que con más o menos fortuna les he ido preocupando y alegrando los días con un balance a mi favor, esto no se lo he preguntado pero creo que sí.
El caso es que vine al mundo y gradué a mis padres.
Después validé mi título de primogénita recibiendo a mis dos hermanos, y años más tarde, mira que me costó rezar, vino la pequeña!!!
Así, todo puesto seguido, parece que esta familia se formó de la noche a la mañana, ¡qué va!. Nos costó 13 años hasta estar todos... todos los que durante unos años hemos sido "mi familia".
Años más tarde llegaron las cuñadas y 2 sobrinas. Ahora "mi familia" somos 10. Y la puerta está abierta, eh?
Porque si algo he aprendido en esta familia es que la puerta siempre está abierta. Abierta para recibir y para compartir. Aunque también haya tenido que aprender a decir "no" y "espera".
Pero el caso es que esta familia de 10 suma ya días de risas y cómo no alguna que otra bronca.
Cabezonerías, preocupaciones, sonrisas, disgustos, alegrías, mismos... en fin, como en tantas: cosas buenas y malas. Pero la balanza sigue pesando hacia las buenas.
Y aunque este balance a veces me da vértigo, no en vano soy un pez que nada en dos direcciones distintas y mi corazón de invierno sospecha ya los rayos  de la primavera... reconozco que el fruto hasta la fecha se a semeja al de la buena cosecha que espera manos expertas que sepan llevar a término el mejor de los vinos.
Tengo en mi haber la fortuna de saberme hija, hermana, cuñada, tía y amiga.
No todos los títulos han sido en este orden pero, de todos, estoy satisfecha.
Del de amiga mucho, porque me sé amiga y tengo amigos a los que quiero libre y felizmente. De forma casi casi incondicional...
Así que pues: bienvenidos los 42 años.
Por pedirle me quedan unos cuantos deseos pero eso es de otra carta. De esta: que tengo 42 años ya y que sumando todos y hasta parecen una vida...

05 febrero 2013

La difícil cuesta arriba

No hablo de la cuesta de enero, ni siquiera de la cuesta de la vida... Me refiero a lo difícil que está siendo caminar estos días, estos meses, desde hace ya unos años.
Las palabras crisis, corrupción y emigración van tiñiendo los días.
Resulta difícil caminar. Algo así como si  todos los días estuviera caminando cuesta arriba.
Me recuerda al peor de los puertos del Camino de Santiago, a los días de reahibilitación, cuando creí que nunca más podría doblar la pierna o volver a conducir.
Me recuerda a los momentos en los que lo veo todo todo negro...
Resulta difícil esta cuesta.
Y no sólo porque sea difícl caminar, sino porque nos acompaña una negra nube de pesadumbre que hace difícil buscar salidas de luz en medio de tanta niebla.
Está siendo muy difícil el puñetero día a día. Responder uan y otra vez que no existen ayudas, que no hay opciones, que no sé nada...
Pero aún me resulta más amargo constatar que hay quien cree que esto es normal, que no se puede hacer nada, que el mundo siempre "ha sido así" y no se puede cambiar.
Me jode subor esta cuesta con tantas voces asegurando que no podemos salir de esto sin pérdidas, no cabemos todos en el barco de la bonanza.
No me lo creo. De verda, no me creo que no haya más posibilidades, mejores ideas y por supuestos mejores dirigentes que sepan de verdad cómo sacar esto a flote sin necesidad de tantas pérdidas.
Por eso seguiré subiendo la cuesta.
Aunque tenga que buscar nuevas canciones que silbar mientras suena el telediario. Aunque me digan que pierdo el tiempo en manifestaciones, aunque me aseguren que el mundo siempre ha sido así y no hay para todos...
Seguiré subiendo esta puñetera cuesta, por más qu eme duelan las piernas, y los brazos, y el cuerpo entero. Aunque me duela el alma, que puedo jurar que ya me duele, seguiré subiendo esta cuesta.