25 febrero 2011

Y tú ¿con qué sueñas?

Pregunta Guzmán López en su "travesía al Kilimanjaro". Y yo pienso que igual mis deseos están desasiado dispersos, o que bien he puesto mis esperanzas en situaicones que no dependen de mi.
Por ello mis deseo no se cumplen. Porque siempre sueño con cuestiones y situaciones que deben cambiar del exterior hacia mi.
Como miles de manifestantes apostados en la plaza Tahrir debo apostar mi particular deseo, apostar sin mirar atrás, sin miedo o con el miedo firme de continuar como estoy pero apostar por el deseo de un cambio.
Definiré mejos mis sueños, los que dependen de mi y me pondré a ello.
Puede a¡que aun no tenga claro lo que sueño y lo que deseo. Pero si algo sé es lo que no quiero y no deseo.
Aprenderé del ejemplo más reciente de los que algon han querido y han apostado por ello.
Buscaré mi propia libertad, y esto no es una manifestación a gran escala. Es la pequeña revolución personal por apostar hacia lo que de verdad deseo.

24 febrero 2011

"Porque tardas en ocuparte de ti"

La primera pregunta ha sido ¿por qué me pasa esto? Porque utilizas mucho la voz, porque es un punto débil tuyo y te afecta más ahí. "Los profesionales de la voz tenemos que aprender a cuidarla".

¿Y por qué tardo tanto  en recuperarme? Porque tardas demasiado en ocuparte de recuperarte, intentas "aguantar" y lo que haces es retrasar la recuperación.

Preguntas y respuestas entre mi médico, mi conciencia y las conciencias y profesionales (*) que me ayudan.
¿He aprendido? Sí, lo que no sé es si lo he integrado.


(*) Tengo el privilegio de contar con médico, otorrino y logopeda, o lo que es lo mismo: 1 médico y dos amig@s!!!

23 febrero 2011

23 F

... Yo estaba por aquel entonces saliendo del cole, mi madre vino a por mi porque la calefacción de Cole estaba estropeada y los "mayores" que rondábamos los 10 años íbamos por la tarde.
Recuerdo los susurros, el paso apretado por ir a clase, los rezos velados porque "no pasara nada".
Recuerdo tensión, muchos dibujos en la tele y muchas marchas militares. Y eso sí: al día siguiente no había colegio, increible noticia.
Despues, meses más tarde chirigotas y chascarrillos. No fue hasta unos años más tarde que tomé conciencia de lo que había pasado, de lo que pudo pasar y de lo que se evitó.
En medio de tantos años: verdades a medias, hipótesis inconclusas y un halo de misterio que siempre han envuelto al 23 F.
Años más tarde agradezco aun más esta maltrecha democracia que en ocasiones me defrauda tanto pero siempre siempre me admira su decisión por seguier en ella.

En estos días que observo:

Observo que una no tiene voz es más fácil aislarse, incluso que te aislen.

Veo que la gente va por la calle y levanta una mano saludando y como yo no puedo no me entran ganas de salir a la calle y así me ahorro paracer maleducada y de paso evito forzar la garganta.
Miro como muchas veces puedes ahorrar palabras, de hecho hay muchas palabras que podría hasta suprimirlas, son innecesarias y además parece que cuando no puedes hablar pues te das cuenta que la mitad de las conversaciones que hubieras tenido sobran.
Pienso que hay quien cuando no te oye, porque tu voz es un susurro, o te gritas más porque es ella quien no oye o baja el tono de voz a límites extremos. Incomprensible oye, resulta soy yo quien no puede hablar y los demás quienes dejan de comportarse contigo de la forma que habitualmente hacen... qué será cuando en vez de la voz por unos días pierdes algo más importante y para siempre.
Me he dado cuenta que cuando menos puedo hablar más me molesta estar enfadada. Porque para sonreir no hacen falta palabras pero si me enfado las necesito todas!!!

He visto que hay formas de comunicarse sin necesidad de palabras y que el que está enfrente tiene que querer comunicarse contigo.
Me sorprendo viéndome con muchas ganas de hablar, me siento un poco aislada si estoy con más gente pero feliz si estoy sola. Curioso, entre muchos siento más la soledad que en mi casita.
Seguire observando...

21 febrero 2011

"Para hacerse oír, a veces hay que cerrar la boca" (Stanislaw Jerzy Lec)

Y si mi boca no tiene mucha voz seguro que es porque tengo que oírme.
Así pues encaro este ayuno, nada voluntario, de palabras y frases con la firme decisión de escuchar.
Si debo aprender o no me lo darán estos días, de los ya pasados intuyo algunos aprendizajes y soy conscientes de algunas actitudes personales.

Pero aun así no espero nada, no presionaré con mi ansia lo que debe o no ocurrir, tan solo dejaré que pase. Guardaré silencio y con ello espero que mi voz vuelva, mi laringe recobre su habitual estado o incluso mejor, y si es posible mi actitud, mi pensamiento y salud mejore.

20 febrero 2011

Bizcocho por sorpresa

    Hay muchas cosas y situaciones que me producen asombro y ternura, otras me maravillan simplemente por el hecho de estar presente en todo momento. La maternidad es una de ellas.
   Esa forma generosa de estar en el mundo, sin vanaglosiarse por ello, sin ser más ni menos que nadie, sin ejercer presión sobre el hecho mismo de ser madre.
   Esa condición eterna a partir del momento en que se es consciente de ser y estar en el mundo como madre.
   Por eso cuando yo, universalmente impar en el estado civil y español pero multiplicada y grupal en el universo le di una galleta a Cristina pensé, con esta mente impar, que se la comería. A fin de cuentas no era más que una galleta elaborada por mi, de jengibre y con fideos de chocolate, pero a fin de cuentas una galleta pequeña y casi sin significado más allá del artesanal.
  Al día siguiente, con mi poca voz, pregunté si le había gustado la galleta, y con sencillez y vehemencia me contestó "la probamos todos, estaba buenísima!!!. La partí en trocitos y así la probamos todos".
   Todos son muchos para una sola galleta!!! 5 personas para una minúscula galleta son muchos.
   Así pues he pensado que será mejor bajarles un bizcocho para compartir en la merienda, con un tazón de leche y con las risas y carreras que despiertan los niños en una casa. Un bizcocho para mamás, papás y Javier, Pablo y Nara.
   Esta tarde les llevaré un bizcocho por sorpresa.
Por si alguien quiere la receta aquí os la dejo.
INGREDIENTES:
- 4 huevos
- 1 naranja: el zumo de ésta
- 2 vasos de azúcar morena.
- 1/2 vaso de aceite de girasol
-  2 vasos y medio de harina.
- 1 sobre de levadura royal
- una manzana cortada en pequeñísimos trocitos.
 * Se le puede añadir una cucharadita de jengibre y media de canela, pero cuando es para niños yo las omito.

ELABORACIÓN:
1 - Batir las yemas de los huevos y dejar las clara aparte.
2- Incorporar batiendo los siguientes ingredientes y en el siguiente orden: el zumo, azúcar, el aceite, y la harina tamizada con la levadura incorporada (añadirle a la harina el jengibre y la canela si se quiere)
3- Cuando ya está la mezcla hecha, batir las claras a punto de nieve e incorporarlas con cuidado a la masa anterior.
4 - Poner la manzana en trocitos muy pequeños y mezclar con cuidado.
5 - Ponerlo en un molde engrasado con mantequilla y/o aceite de girasol y ponerlo en el horno precalentado durante 20 minutos aproximada mente.
Lo más importante: 6 - Desmoldarlo y regalarlo. Por eso es un bizcocho por sorpresa.

16 febrero 2011

Ahora que lo he pensado, también lo voy a escribir

A veces voy por la calle, las más imprudentes conduciendo, otras mientras cocino... el caso es que a veces se me ocurren textos enteros y cuestiones que dejaría aquí por escrito, bueno, aquí o en cualquier sitio porque lo que me gusta es escribir.
El caso es que nunca encuentro el tiempo o me pongo con las ganas suficientes delante del ordenador a escribir.
Así que he pensado vencer un poco a la pereza y esforzarme por escribir, auqnue no recuerde literalmente la parrafadas que recorren mi cabeza.
Cabeza que últimamente me ronda en lo incongruente que es la vida, o yo que la observo, y sobre todo la multitud de causalidades y casualidades que se dan en el mismo momento, sobre una misma persona y casi casi a la misma hora.
Algo así como la enfermera que el mismo día que ayuda en el parto debe cerrar los ojos del moribundo. No me deja de sorprender los días en los que el llanto y la risa se conjugan en primera, segunda y tercera persona. Los días en los que la lluvia y el sol son parte del mismo momento.
Días en los que el mundo mira casi sin opinar la lucha de un país contra un dictador mientras sus ciudadanos presionan en la plaza de la capital hasta estallar de júbilo cuando sienten que se aproxima la libertad, y entoces los todo poderos gobernantes democráticos afirman vehementemente que están con los ciudadanos y desaprueban al dictador.
Me parece todo tan desconcertante a veces... en fin, quiero escribir y lo haré. Espero doblegar la pereza.