01 diciembre 2010

Como pompas de jabón

  Acercarme a soñar no puede ser bueno... crea expectativas difíciles de cumplir luego. Ya sabes, tú me llamas creyendo que soy como tú deseas y yo te contesto sabiendo que no eres más que un fantasma que perturbarás, como tantos otros lo han hecho antes, mi monotonía absurda.
   Apenas nada en lo que creer y todo un mundo por imaginar... 
   Sueño con hacerte real, y como tienes mil colores quiero quedarme con todos. Como creces por momentos quiero que seas del tamaño exacto de mi vida. Como te dibujas en el aire deseo que te poses en mi vida sin romperte...
   Ya ves para qué me sirven lo sueños... para anhelar por un momento que yo soy real, que tú me llenas de alegría y deseos y yo no te rompo al abrazarte...
   Pero esto no pasa por ser más allá de un sueño eterno: no puedo abrir una pompa de jabón, ni pretender que al rozarle con mis manos desaparezca en su propio esplendor....
   Pero así son los juegos infantiles: efímeros, perennes, agazapados en el tiempo... así son las pompas de jabón capaces de hechizar la más arrogante de las miradas y dispuesta a morir en una caricia errante. 

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