20 octubre 2010

Conciliar la Vida Personal, Familiar, Laboral...

   Las diferentes políticas actuales parecen estar orientadas a equilibrar los roles hombres – mujeres y permitir que estereotipos tradicionales pasen a ser parte de un pasado desigual y claramente desfavorecedor hacia la mujer.

  Pero si miramos con lupa estas “actuales leyes”, así como los resultados de estudios sobre la conciliación de la vida familiar y laboral en España, vemos que siguen existiendo numerosas contradicciones entre los objetivos expuestos por dichas políticas y los resultados obtenidos. Y es que tanto leyes como personas entienden y reconocen el derecho de la mujer al trabajo, si bien siguen evidenciado los roles de “cuidador, protección y atención de menores y mayores” como algo privativo de la mujer, todo lo más, un espacio donde el hombre “puede ayudar si es necesario”. Es decir, las responsabilidades familiares siguen recayendo en la mujer, a la que no se le reconoce el derecho de cuidar sino que se extiende sobre ella el “tradicional papel” de cuidadora, eso sí, facilitándole reducciones en su jornada laboral, excedencias por maternidad, horas de atención al dependiente etc. Por no hablar de la manifiesta extensión del papel que, habitualmente, muchas  abuelas ejercen en el cuidado de nietos o “pequeños” enfermos durante las jornadas laborales de sus hijos/as.

   Es cierto que la Ley de Dependencia ha venido a incorporar nuevas prestaciones y derechos sobre las personas dependientes, pero también ha reincidido en aspectos como perpetuar el papel de “cuidadora – mujer”, esta vez proponiendo una Prestación por “cuidado en el entorno familiar”  cuantitativamente inferior al actual salario mínimo. Salario acordado para jornadas no superiores a 40 horas ¿cuántas horas precisa de atención una persona valorada como “gran dependiente?.


   Señalar que en la actualidad el papel de “cuidador principal” lo ejercen, mayoritariamente, mujeres, no sólo por la longevidad de las mismas  (son muchas las que figuran como cuidadora principal de sus maridos) sino porque son las que compatibilizan sus jornadas laborales con la atención de menores, hijos dependientes y/o padres o madres en situación de dependencia.


   Estos días, leyendo para un curso sobre Conciliación de la Vida Familia, he podido ver la distancia tan larga que aun os queda por recorrer en el reconocimiento real y cuantitativo del derecho de la mujer a elegir ser “figura cuidadora” y del derecho del hombre a ser “figura cuidadora”. Cuántos hombre desearían tener un permiso de paternidad más largo para atender a su bebé y no se atreven a plantearlo en la empresa. O querrían ayudar a bañar a su madre y el pudor y la vergüenza no les permite a uno y otra abrazarse y llorar por la enfermedad y las situación en que se encuentra... o cuántos padre hubieran deseado bañar a sus hijos e hijas pero se retiraron con la idea de que eso "era cosa de ellas"...
Creo que aun nos queda camino por recorrer en el reconocimiento de los derechos a cuidar de los que de nosotros dependen, da igual que seamos hombre o mujer. De hecho da igual hasta lo que se espere de nosotros por ser hombre o mujer, lo importante es ser persona y con ello confiar y apostar por el deseo de ser iguales en derechos y en oportunidades

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