15 noviembre 2009

Hombre dormido en un cajero

Hombre dormido en un cajero, que despierta pensamientos a unos y otros que adivinan su presencia.
Hombre dormido en un cajero, y sin interpretaciones de él, porque no dice nada. Está acostado al lado del cajero, con la cabeza hundida entre cartones y la manta.
Hombre dormido en un cajero, que no forzó la puerta para entrar porque estaba abierto, que no quita dividendos a un banco que cotiza a la alta, que no agrade más que la propia vergüenza de saberte que tú dormirás más caliente esa noche.
Hombre dormido en un cajero.

Al lado, despiadados como lo son los niños maleducados y las niñas malcriadas, con sus zapatillas caras, las faldas cortas y el cigarro y los cubatas en la mano, al lado.
En el mismo cajero, se burlan, se mofan, le desprecian tumbados a su lado, asomándose a los cartones, a la manta, acercando el cubata y aproximando el cigarro.

Al hombre dormido en el cajero, anoche le salieron despreciables acompañantes, que durante unos segundo se tumbaron al lado para fotografiarse con los móviles, le acercaron el cubata y se empujaron entre risas para entrar y salir del cajero.

No deja de sorprenderme: el hombre que duerme en el cajero, los niñatos que se burlan del hombre en el cajero... pero que creo que aun más me sorprenden los padre y madres que duermen y a la mañana siguiente afirman y se enojan diciendo "mi hijo no... eso no lo hace mi hija".

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