25 junio 2010

Aunque tú no lo creas.

Es de necios tener claro todo, de ignorantes perseguir con empeño una misma idea durante toda la vida. ¡Con lo que cambia la vida!
Esa terquedad obstinada que persigue a los necios y perpetua los estereotipos sobre algo o alguien no deja de ser una de las enfermedades que más me incomodan.
Tener que nadar entre la imagen que ya has aceptado sobre mi, responder, aun con gestos contrarios, a la idea que inevitablemente tienes sobre lo que haré, diré o pensaré, me desespera. Mejor dicho me sobrecoge, creo que ya me hastía.
De qué valen los esfuerzos personales por cambiar algunos aspectos de mi vida? De qué sirve aprender, crecer, hablar, estar y ser de otra forma si tu no ves nada más que aquello que recuerdas de mi?
Tu terca mirada, que ignora mi realidad, tu imprudente forma de tratarme como si siempre fuese la misma persona no deja de asombrarme.
Sé que la vida cambia y con ella los que habitamos en la misma. Sé que todo evoluciona, se modifica, se trasforma. Por eso me resulta increíble que tú sigas pensando que yo sigo siendo "la misma de siempre".

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