01 junio 2010

Camino de Santiago I

Como durante el Camino no he podido escribir, pues lo hago ahora, con mis apuntes en servilletas, notas y hojas arrancadas de mi libreta.
Así pues empiezo:
Salí de Cuenca el 23 de mayo, sin tener muy claro si podría o no ser capaz de caminar los kilómetros que ponía la información.
Sé que no era una peregrina al uso, si tenemos en cuenta la imagen tipo de Peregrina. Con "coche de apoyo" y una mochila minúscula a la espalda. Aun así, no pensé que la rodilla fuese capaz de responder, ni la operada, ni la "otra".
Amanece y casi sin pensarlo, salto a la calle en Lugo y... río abajo, siguiendo el Miño y empezando a pasear detrás de una "vieras" amarillas y flechas del mismo color. A seguir, entre árboles verdes y húmedos, helechos altos, eucaliptos y pinos... hasta el final de la 1ª jornada.
Prueba conseguida. Primer día, 22 km y todo parece estar en su sitio. De echo todas las articulaciones parecen estar firmes y mi cabeza piensa si mañana será posible caminar, mientras que mi madre insiste que no me preocupe, al día siguiente empiezas y ya está.
Y así fue, al día siguiente empiezas y ya está. A caminar.
Entre bosques que parecen de hadas, "corredoiras" húmedas y embarradas. Con la capa de agua puesta, quitada, vuelta a poner...
Caminar y caminar y con ello deseando que llegase esa sombra de "inspiración" de la que tantos hablan.
Pequeñas voces, algunas fotos, almuerzos fugaces y piernas "cansadiñas" que tiemblan al pensar que se acerca el para mi siempre temido tercer día.
Final de etapa, viva, cansada como procede, con un acompañante de desayuno silencioso, algo tímido y más joven que yo. De hecho el único joven de mi particular camino.
Ha llovido en esta etapa. Más kilómetros y sellos en mi cartilla.

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