
Camina en medio de carrascas, pinos y alguna que otra encina.
Bocata y después volver bajo la atenta mira de la luna.
Un verdadero placer animado por los chistes infantiles de Sergio, las explicaciones del guía y los comentarios espontáneos de los demás.
Antes, mucho antes felices desayunos, estupenda comida y para cerrar el día, después de tan genial puesta de sol y paseo bajo la luna más risas y risas de adultos tomando una copa en la terraza que corona mi ciudad.
Hay días que todo sale bien. Casi casi perfectos.
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